05. Rapunzel (Cuento o Relato Infantil) 1ª Evaluación

Profundidad de campo, el enfoque como recurso expresivo.

Este ejercicio trata sobre captar una serie de imágenes que consigan despertar el interés hacia la lectura. Para ello nos basaremos en un cuento o relato infantil.

El ejercicio implica un dominio del enfoque y sus posibilidades expresivas, de la medición de la luz natural y además la adecuación de las fotografías al pasaje del cuento elegido.

"RAPUNZEL":
Había una vez una pareja de reyes que desde hacía mucho tiempo deseaba tener hijos. Aunque la espera fue larga, por fin, sus sueños se hicieron realidad. La futura madre miraba por la ventana las manzanas del huerto vecino. Se le hacía agua la boca nada más de pensar lo maravilloso que sería poder comerse una de esas manzanas. Sin embargo, el huerto le pertenecía a una bruja y por eso nadie se atrevía a entrar en él. Pronto, la reina ya no pensaba más que en esos rapunceles, y por no querer comer otra cosa empezó a enfermarse. Su esposo, preocupado, resolvió entrar a escondidas en el huerto cuando cayera la noche, para coger algunas. La reina se los comió todos, pero en vez de calmar su antojo, lo empeoró. Entonces, el rey regresó a la huerta. Esa noche, la bruja lo descubrió. -¿Cómo te atreves a robar mis manzanas? -dijo. Aterrorizado, el rey le explicó a la bruja que todo se debía a los antojos de la reina. -Puedes llevarte las manzanas que quieras -dijo la bruja -, pero a cambio tendrás que darme al bebé cuando nazca. El pobre hombre no tuvo más remedio que aceptar.

 Tan pronto nació, la bruja se llevó a la hermosa niña. La llamó Rapunzel, como venganza a su robo. La belleza de Rapunzel aumentaba día a día. La bruja resolvió entonces esconderla para que nadie más pudiera admirarla. Cuando Rapunzel llegó a la edad de los doce años, la bruja se la llevó a lo más profundo del bosque y la encerró en una torre, con una puerta y una escalera oculta solo una ventana visible, para que no se pudiera escapar. Cuando la bruja iba a visitarla, le decía desde abajo: -¡Rapunzel, Rapunzel deja tu pelo caer! Rapunzel se sentaba junto a la ventana, colgaba su larga cabellera rubia de un garfio y la dejaba caer para que la bruja subiera. Al cabo de unos 7 años, el destino quiso que un príncipe pasara por el bosque y escuchara la voz melodiosa de Rapunzel, que cantaba para pasar las horas. El príncipe se sintió atraído por la hermosa voz y quiso saber de dónde provenía. Finalmente halló la torre, pero no logró encontrar ninguna puerta para entrar. El príncipe quedó prendado de aquella voz. Iba al bosque tantas veces como le era posible. Por las noches, regresaba a su castillo con el corazón destrozado, sin haber encontrado la manera de entrar. Un buen día, vio que una bruja se acercaba a la torre y llamaba a la muchacha. -¡Rapunzel, Rapunzel deja tu pelo caer! El príncipe observó sorprendido. Entonces comprendió que aquella era la manera de llegar hasta la muchacha de la hermosa voz. Tan pronto se fue la bruja, el príncipe se acercó a la torre y repitió las mismas palabras: -¡Rapunzel, Rapunzel deja tu pelo caer! La muchacha dejó caer su cabellera y el príncipe subió.


Rapunzel tuvo miedo al principio, pues jamás había visto a un hombre. Sin embargo, el príncipe le explicó con toda dulzura cómo se había sentido atraído por su hermosa voz. Luego le pidió que se casara con él. Sin dudarlo un instante, Rapunzel aceptó. En vista de que Rapunzel no tenía forma de salir de la torre, el príncipe le prometió llevarle un ovillo de seda cada vez que fuera a visitarla. Así, podría tejer una escalera y escapar. Para que la bruja no sospechara nada, el príncipe iba a visitar a su amada por las noches. Sin embargo, un día Rapunzel le dijo a la bruja sin pensar: -Tú eres mucho más pesada que el príncipe. -¡Me has estado engañando! - dijo la bruja enfurecida y con un hechizo cortó la cabellera de la muchacha. Con otro hechizo la bruja envió a Rapunzel a una tierra apartada e inhóspita. Luego, ató su cabellera al garfio y esperó la llegada del príncipe. Cuando éste llegó, subió y vió a la bruja, comprendió que había caído en una trampa. -Tu preciosa ave cantora ya no está -dijo la bruja con voz maléfica -, ¡y no volverás a verla nunca más! Transido de dolor, el príncipe saltó por la ventana de la torre. Por fortuna, sobrevivió pues cayó en un seto de espinos. Por desgracia, las espinas le hirieron los ojos y el desventurado príncipe y quedó ciego. ¿Cómo buscaría ahora a Rapunzel? Durante muchos meses, el príncipe vagó por los bosques, sin parar de llorar. A todo aquel que se cruzaba por su camino le preguntaba si había visto a una muchacha muy hermosa llamada Rapunzel. Nadie le daba razón. Cierto día, ya casi a punto de perder las esperanzas, el príncipe escuchó a lo lejos una canción triste pero muy hermosa. Reconoció la voz de inmediato y se dirigió hacia el lugar de donde provenía. Al verlo, Rapunzel corrió a abrazar a su amado. Lágrimas de felicidad cayeron en los ojos del príncipe. De repente, algo extraordinario sucedió: ¡El príncipe recuperó la vista! El príncipe y Rapunzel lograron encontrar el camino de regreso hacia el reino. Se casaron poco tiempo después y fueron una pareja muy feliz.



FIN



Expresarte
José Ventoso


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